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Algunas veces uno se pregunta que es la felicidad.

Parece algo que siempre está por venir, siempre está por alcanzar, parece algo que no se puede comprar, no se puede ver, quizá se pueda sentir, pero si esto ocurre, rara vez permanece.
A veces es percibida como un estado de exaltación de la conciencia.
Uno cree que la felicidad es más un estado mental en ausencia de todo conflicto que un estado mental alterado por la adquisición de algo externo, sea esto tangible o intangible, material o inmaterial, espiritual o físico.

¿Puede ser la felicidad el estado natural de la persona?

En un diccionario o en una enciclopedia se encuentran algunos significados algo lejanos de lo que uno cree que es la felicidad.

«Felicidad: Estado de ánimo que se complace con la posesión de un bien.»

«Felicidad: Estado emocional que se alcanza cuando se obtiene una meta.»

Aparentemente son muy desacertadas, pues si fueran ciertas, se diría que la felicidad depende siempre de algo externo, en el primer caso de algo que puede poseerse y en el segundo caso de algo que puede alcanzarse y previamente está marcado como una meta o un objetivo.

Por tanto, según estas descripciones, la felicidad siempre debería de obtenerse mediante acción y esa obtención sería la que proporcionaría la emoción (o sensación, o estado) de felicidad.
Sin ese «camino intermedio» parece que no es posible ser feliz.

Visto así, la felicidad es una suerte de persecución contínua de metas y/o objetivos y/o bienes.
Uno piensa que esto es un disparate.

Puede uno estar de acuerdo en que la felicidad no es un estado natural, sino sobrevenido.
Pero la felicidad no puede provenir únicamente de experiencias satisfactorias.
Hay personas que viven situaciones desastrosas y su actitud es feliz, están tranquilos, están conformes, sin conflictos mentales, sin preocupaciones, sin anticipar nada, viviendo la situación con plenitud por dramática que esta sea.

Busquemos una razón y veremos si esto es cierto, si esto es posible al menos.

Todo lo que experimenta una persona se representa en la mente como información, cualquier cosa, buena o mala, se registra en el cerebro y es ahí donde es catalogada como «buena» o «mala» o de cualquier otra manera.
Previamente a ese «etiquetado», no deja de ser una experiencia percibida.
Ya sea dolor, placer, aburrimiento, gozo, inquietud, perplejidad, curiosidad o miedo.
Lo que sea, será etiquetado.
Muchas veces de forma automática estas experiencias son percibidas como una amenaza o como una fuente de placer.
Si hay orden en la consciencia, si hay calma, toda experiencia puede ser no catalogada.
Simplemente se vive la experiencia sin nombrarla mentalmente, sin describir lo que uno percibe al llevarla a cabo.

Dicha experiencia no genera ningún movimiento posterior en la mente.
Controlando esa información y observando el rastro que deja en nuestra experiencia, estamos trabajando sobre nuestras posibilidades de ser felices.

En estado de vigilia (despiertos), estamos literalmente bombardeados por experiencias, unas percibidas y otras no.
Las experiencias son adquiridas mediante los sentidos y «gestionadas» mediante el cerebro.
Esta gestión es fundamental, porque la posibilidad de actuar sobre esa gestión nos indica que la felicidad se puede preparar, se puede cuidar, se puede cultivar.

La atención al instante. La atención sostenida de forma contínua es lo que puede llevarnos a experimentar la ausencia de conflicto si no entramos en la valoración de la experiencia.
Los dos problemas más importantes a la hora de valorar una experiencia son la falta de realismo y la anticipación.

Si fueramos realistas con nuestra situación y no anticipáramos lo que está por venir (preocupación), estaríamos dejando espacio para que la experiencia de la felicidad se muestre.
Cuanto sufrimiento generan las espectativas no realistas, cuanto sufrimiento generan las preocupaciones sobre
circunstancias que nunca van a darse, que nunca van a vivirse, pero que ocurren incansablemente en nuestra imaginación.

Ser feliz es estar conforme, estar en paz con uno mismo y con el resto, no tener conflictos mentales ni dilemas, no sentir violencia mental ni confusión, no sentir ira.
Simplemente poner toda la atención en la experiencia actual. En la única que puede vivirse.

Lo demás es esperanza, deseos, imaginación…..etc.
Cuando todas las experiencias percibidas no son etiquetadas ni juzgadas mentalmente con adjetivos hay unidad, hay solvencia en el pensar.
No hay dispersión.
Se disfruta con plenitud comiendo una pieza de fruta.

Cuando uno se esfuerza en conseguir cosas para su ego (fuerza, poder, dinero, placer), se agota en la persecución y se olvida del Ser, que solo requiere estar presente y con la máxima atención AHORA.

El ego calla y el Ser es. No hay nada más.
La experiencia es percibida pero no deja residuo alguno en la memoria.
No es olvidada, sino que no llega a ser registrada.

¿Es posible esto?
Uno no sabe.
Solo alcanza a imaginar como sería.

Si no hay recompensa ni hay castigo, simplemente hay Experiencia.

¿Puede uno sentir felicidad sin verse afectado por las circunstancias externas?
¿Puede cada acontecimiento ser plenitud?
¿Puede uno observar sin violencia ni conflicto lo que sucede en su mente consciente?
¿Puede una amenaza convertirse en oportunidad?
¿Puede un defecto tornarse virtud?
¿Puede la ecuanimidad sofocar la ira?
¿Puede la calma rendir al miedo?

Parece que la respuesta a estas preguntas es SI, pero todo depende de la cualidad de la experiencia.
La cualidad (atención) será la que determine una cosa u otra.
Así mismo, la cualidad será la que impida que la experiencia sea catalogada, y evitará ese movimiento en el pensar que ineludiblemente nos lleva hacia el hábito de juzgar.

Ese movimento del pensar (hábito), está formado por redes neuronales en el cerebro que están predispuestas a responder ante estímulos previamente habituados por razones genéticas y fisiológicas.

Pero el camino se puede reescribir.
Es la plasticidad cerebral (o plasticidad neural o sináptica).

¿Acaso la vida de uno no es la interpretación del contenido de la propia mente?
De como se INTERPRETE y se GESTIONE el contenido de esa mente dependerá la cualidad y la calidad de la experiencia que llamamos vida.
La vida no es ni buena ni mala; ni amable ni hostil; ni facil ni dificil; ni cómoda ni dura.
La vida es indiferente.
INDIFERENTE.
En nuestra mano está socabar el camino conocido y hacerlo aún más profundo y persistente o explorar nuevas
posibilidades para encontrar calma, paz y felicidad.

Pensamiento_31

Publicado: 15 enero 2013 en Pensamientos cortos
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La felicidad no es una meta, es un camino.

Conversaciones_8

Publicado: 26 agosto 2011 en Conversaciones
Etiquetas:, , ,

Pregunta.
Usted predica que lo material no da la felicidad y que todo es ilusión. ¿Puede explicar esto un poco más?.

Respuesta.
Bien, en primer lugar, me gustaría aclarar el uso que hace del término “predicar”.

Predicar es dejar patente algo, explicarlo, publicarlo o aclararlo, si usted utiliza este término con ese significado entonces es correcto, está en lo cierto.
Pero si usted utiliza el término “predicar” con alguna connotación religiosa, en ese caso se equivoca y puede confundir a otros.

Nunca ha sido intención de uno dar ejemplo, ni convencer a nadie de nada y mucho menos pontificar o exponer dogmas.
Si uno pretende algo, eso es que cada uno piense por si mismo, solo eso. Que dude, que no se crea nada de lo que escuche o de lo que lea, que indague.
Que cada uno vea las cosas (sus propias cosas) desde un punto de vista diferente al que le produce sufrimiento o malestar.
Si no hay sufrimiento o malestar ¿Cuál es el problema?.

No hay a quien seguir ni hay a quien obedecer, eso no funciona.
Mire a su alrededor, observe como está el mundo y sabrá a que me refiero.

Si hay alguien que pueda hacer algo por usted, ese es usted mismo.
Vayamos ahora a su pregunta.
Lo que aquí se expone solo es un punto de vista y como tal debe ser tratado.
Este punto de vista cumple siempre un requisito indispensable que es el respeto más profundo hacia toda persona y toda creencia, por tanto no excluye en ningún caso cualquier otra idea o creencia, religiosa, filosófica, intelectual o de cualquier clase que pueda tener una persona, muy al contrario, lejos de excluirla, la incluye.
Por supuesto, puedo estar equivocado y seguramente lo esté, téngalo en cuenta.
Observe y piense por usted mismo.

No debe tomar las cosas al pie de la letra, porque se salen del contexto.
Hablemos primero sobre lo material y la felicidad y después llegará por si solo el asunto de la ilusión.
Estará bien saber, antes de nada, ¿qué es la felicidad?, pues aparentemente es lo que se alcanza con los bienes materiales según esta opinión que estamos observando.
En un diccionario podrá encontrar un significado que parece darle la razón.

La felicidad es un estado de ánimo que se complace en la posesión de un bien. Esto es lo dice el diccionario, recuerdo perfectamente la cita y le aseguro que es literal.
Por otra parte, también significa “contento o satisfacción”. Estos últimos términos en realidad no son descripciones, son sinónimos, pero a falta de algo mejor, nos da una idea de lo que podría ser la felicidad.

Es mi opinión es un error.

Si uno se olvida de los diccionarios (que es lo que debe hacer en este caso), puede obtener su propia definición de “felicidad”.

Una definición más exacta y realista podría ser que la felicidad es un estado percibido en ausencia de problemas y preocupaciones unido a estados de serenidad y equilibrio mental.
Valoremos esto de tener o no tener y lo que ofrece cada opción.
Veamos, le haré una pregunta.
¿Usted que tiene de valor?

(INTERLOCUTOR).
Tengo un trabajo, tengo una empresa, tengo una familia, tengo un coche, tengo dinero, tengo propiedades….. en general no puedo quejarme, vivo bien.

(J).
Tiene muchas cosas, pero aún así busca algo, no se siente pleno, sino no estaríamos hablando.
Todas esas cosas que tiene son sus cosas por que las ha adquirido o las ha perseguido, o ha hecho algo para obtenerlas.
Ha habido un esfuerzo, un movimiento, una intención.
Se ha esforzado por ellas y ahora las tiene, no juzgo eso ni lo cuestiono, si usted vive feliz con ellas me parece estupendo y siento alegría por ello, créame.

Pero aunque usted no lo sepa, ahora tiene un problema, debe mantener todas esas cosas, y la sola sospecha de perder alguna de ellas le genera inquietud, y eso ya es no es agradable.
De modo que ya van apareciendo los problemas.

¿Qué pasaría si las perdiera todas?. ¿Si perdiera todas esas cosas de una vez, en un instante? ¿Qué pasaría?
Le haré otra pregunta. Por favor, reflexione antes de contestar. Es una pregunta importante. Es muy importante.

Dígame, por favor. ¿Usted que tiene de valor en su vida QUE NO PUEDA PERDER?.

(INTERLOCUTOR).
…No lo sé. No sé si lo entiendo. No entiendo la pregunta.

(J)
Le repito la pregunta.
Usted tiene cosas, personas y bienes a su alrededor que le proporcionan bienestar y comodidad.
Dígame una sola de esas cosas que no pueda perder. Que no pueda desaparecer.
No digo que vaya a pasar, digo que busque una cosa que no pueda desaparecer.

(INTERLOCUTOR).
Creo que no tengo ninguna que no pueda desaparecer.

(J).
Efectivamente de esas que ha mencionado no hay ninguna que no pueda desaparecer, y no solo eso, sino que su desaparición le causaría inconvenientes, problemas y sufrimiento.
Retomemos el asunto.
A eso me refiero cuando digo que todo es ilusión en este contexto que estamos hablando.
Hay que ser prudente con la frase “todo es ilusión”, significa muchas cosas dependiendo del contexto, del momento y de la capacidad de comprensión de cada uno.

Todo está condicionado por el tiempo, ahora tiene esto y le hace feliz (o al menos así lo cree usted), si lo pierde, todo ha sido una ilusión, ha terminado.

Pero hay algo que uno no puede perder nunca.
Al principio sorprende un poco enterarse de esto, pero si uno indaga y no se queda en las simples palabras, lo podrá comprobar por si mismo.
Puede llegar el momento en que uno perciba que no puede perder la sensación de Ser.
El hecho intuitivo, presencial de que uno Es.
Usted Es.

Puede ser esto o aquello, alto, bajo, viejo, joven, español o alemán….Tanto da. NO IMPORTA EN ABSOLUTO.

El hecho último e indiscutible es que usted ES.
Eso no puede arrebatárselo nadie ni puede cambiar ni puede perderse, puede no encontrarse, pero no puede perderse.
Otra pregunta.

¿Qué esfuerzo hace usted por Ser?

¿Qué camino sigue para Ser?

¿Qué directrices está obligado a seguir para Ser?

Permítame no indagar más en esto ahora, llegado el momento hablaremos si es oportuno.
Quédese con que usted ES.
Ahora le toca a usted mirar hacia dentro e indagar sobre esa base, si quiere hacerlo, claro está.