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La Vida es el tiempo que tardas en darte cuenta de que esa Vida eres tú mismo.

Después, la Vida ya no es igual, no es percibida del mismo modo.
Observas que no es algo que haya que trascender, ni algo por lo que haya que transitar, ni algo por lo que haya que luchar, ni algo que haya que superar, ni es una prueba ni es una carrera.
El hecho de que no puedes evitar Ser Vida es percibido.
Tú eres Vida en estado puro.
¿Por qué la buscas fuera?
¿Si uno desaparece…?,
¿La Vida se marcha con uno o permanece?
No puedes separarlo. Todavía nadie ha podido.

Es un dilema irresoluble porque NO hay ambas cosas, pero hay muchos nombres.
No necesitas nombrar la Vida para percibir que tu eres Vida, pero necesita ser nombrada para poder valorarla, cuestionarla, determinar si estás de acuerdo con ella o no, si te satisface o no.
Necesita ser nombrada para ser vista por otros, para ser juzgada por el ego, comparada y expuesta.
Una vez nombrada, Vida se convierte en concepto y uno pierde de vista su esencia, aunque esta persiste, por supuesto, pues nada puede renunciar a su naturaleza original.
Has perdido su pista, aunque todo sigue cerca, tan cerca que eres tú mismo pero no te ves, no te percibes.
Está velada, pero sigue ahí, no puede no estar, y cuando se percibe ESO, todo cambia.

Tu formas parte de la Vida, no es la Vida la que forma parte de ti.

Por eso,
La realidad es el 50% percepción del ahora (instante) y el 50% percepción de Vida.

Entrevista a un ignorante.

Publicado: 12 noviembre 2015 en Conversaciones
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¿Quién es usted?

Dependiendo de lo que usted busque eso no tiene ninguna importancia, si busca datos, efectivamente tengo un nombre, una vida, un trabajo, vivo en un lugar…….etc, etc.
Pero eso a usted supongo que le dará igual (o debería), en realidad esa información es totalmente irrelevante para una entrevista como esta.

Estamos hablando porque usted tiene algo que decir, pregunte, pero no se quede mirando la caja, a lo que debe prestar atención es a lo que contiene esa caja, como le digo, que la botella sea verde o blanca, de cristal o plástico tanto da, el agua o el veneno están dentro.

No se quede en la portada de este libro, ábralo y busque, lea, relea, observe el contenido e interprételo.
¿Amargo o dulce? ¿Quién puede saberlo hasta que no lo prueba? Determínelo por usted mismo.

¿Es usted un Maestro?

No, desde luego que no.

Ni lo soy, ni lo he sido nunca ni pretendo serlo, no estoy interesado en eso.
En cierto modo ser esto o lo otro es algo que limita, y se trata justo de lo contrario, se trata de comprender esas limitaciones para poder trascenderlas. Cuidado con las palabras, no las tome al pie de la letra.
Estas palabras parecen indicar que ”transcender” algo es un acto voluntario que depende de uno mismo y/o requiere un esfuerzo, y eso no es del todo cierto.

De cualquier forma si yo dijera que lo soy, ¿en qué cambiaria lo que ES? En nada, no cambiaría en nada.
No se fíe de las palabras, son demasiado creíbles,  es mejor la reflexión personal.
En general, creo que deberíamos hablar menos y reflexionar más.
Para que exista un maestro debe haber una intención de enseñar, y no es el caso, uno es demasiado imperfecto como para pretender enseñar algo.

¿Cómo puedo saber si alguien es un Maestro?

Todo depende de lo que considere usted que es un Maestro, pero a título general, creo sinceramente que no lo puede saber a priori.

¿Cómo sé que usted no me va a engañar?

No puede saberlo, indague por usted mismo y alcance sus propias conclusiones, mi verdad no es la suya ni debe serlo. Sinceramente creo que esa es la única manera de que ni yo ni nadie le pueda engañar.

¿Cómo puede saber uno si está iluminado?

Supongo que alguien en ese estado jamás se haría esa pregunta.
De hecho, no habría nadie a quien hacérsela.
Pero esto lo han dicho otros, no es una experiencia de primera mano.
De lo que estoy seguro es de cuando uno NO está iluminado.

De cualquier forma, en mi opinión, en según qué contextos, la iluminación está sobrevalorada, es sencillamente una meta, un objetivo….  también considero que muchas de las personas que la buscan tan ansiadamente dejarían de hacerlo si comprendieran o sintieran por un instante  lo que significa perder el YO, el protagonista de sus vidas.

¿Qué es la iluminación?

En principio, hasta encontrar algo mejor, el término “iluminación” podría definirse como un estado mental en el que la ausencia de pensamientos es sostenida, pero las percepciones y los sentidos persisten sin causar interferencias con ese estado mental laxo y sin movimiento, sin pensamientos.
Hay atención enfocada en el vacío del propio uno atemporal.
No hay un hoy, ni un ayer, ni un mañana, por tanto no puede haber un antes ni un después. Y por supuesto no hay un alguien que perciba todo eso. Hay un Todo al que pertenecen partes, pero mientras que el Todo está integrado y así es percibido, el resto está  desintegrado, no integrado. Pertenece, pero no conforma.
En ese estado no hay partes, solo hay unidad y uno pertenece a ella, por decirlo de algún modo.
A veces las palabras son un impedimento para entender las cosas, pretendemos reflejar todo con palabras, y la palabra MAR no es el MAR ni puede serlo.

Es importante entender que para esto hace falta una mente, un cerebro, un cuerpo, hace falta nacer y vivir.

Hay gente que piensa que estar iluminado permite levitar y cosas semejantes, hay bastante desinformación al respecto, aunque esto es solo una opinión que muy probablemente será equivocada.

¿Qué puede hacer usted por mí?

Escucharle con profundo respeto y si formula preguntas y conozco las respuestas basándome en mi experiencia, puedo intentar responderlas desde mi realidad y con toda la sinceridad de la que soy capaz de transmitir con unas palabras. Pero en realidad debe saber que ni yo ni nadie puede hacer nada por usted, más allá de lo que usted mismo haga.

Si yo estuviera enfermo. ¿Usted podría ayudarme?.

Puedo escucharle, puedo hablarle, puedo escribirle, puedo ir hasta usted y abrazarle, puedo estar a su lado acompañándole en su sufrimiento, pero no puedo curarle si es a lo que se refiere.

Tenga en cuenta que la desesperación es una situación muy compleja que nos lleva a tomar algunas veces decisiones equivocadas, sea prudente, porque hay demasiadas personas que se aprovechan de las desgracias ajenas.

Y dentro de su enfermedad (de la cual desconozco cualquier dato, ni siquiera puedo saber si es cierta o simplemente es una pregunta), enfréntela o acéptela con la mayor calma posible para que de esta manera,
llegado el momento, pueda tomar las decisiones adecuadas con el mejor criterio posible. En cualquier caso considere que el enfrentamiento y la aceptación no tienen por qué suponer violencia o rendición. Hay que entender el enfrentamiento como un ejercicio de comprensión hacia la enfermedad en sí misma y hacia la situación que provoca.
Generalmente culpamos a la enfermedad de nuestro sufrimiento, pero la enfermedad ignora nuestra existencia, ahí empieza nuestra responsabilidad como individuos para encauzar en la medida de lo posible la nueva situación, para reconducirla.

¿Es usted feliz?

No, rotundamente no.
El estado mental que prima la mayor parte del tiempo no me parece que sea la felicidad ni nada parecido.
Pero de cualquier modo, habría que definir previamente que es la felicidad, puede que lo que para uno sea felicidad no lo sea para otro.

¿Cómo empezó su búsqueda?

Recuerdo que de niño hacía preguntas complicadas, reflexionaba mucho sobre la muerte y la separación, la aparición de conflictos mentales en la mente de un niño o de un adolescente lleva a hacerte preguntas que pueden cambiar la vida. Esto puede ocurrir en cualquier momento, de hecho, yo creo que le ocurre a todo el mundo, pero esas preguntas que siempre surgen tienen diferente impacto en cada persona. En algunas permanecen, persisten con más intensidad que en otras no.

Yo recuerdo percibir sufrimiento en otros, observarlo, de ese sufrimiento aprendí cosas, busqué respuestas, busqué razones, busqué motivos. Y cuando no encontré ninguno quedé desconcertado.
Esto no tiene nada de especial, observar el sufrimiento es como observar la alegría, a mi me llamaba la atención el sufrimiento, no sabría decir por qué.
Buscaba razones para la ausencia, para la muerte, buscaba la justicia que hay en la muerte, es un mal enfoque, es erróneo, pero debe uno darse cuenta por sí mismo, no es fácil transmitir esto.

Durante un tiempo todo tenía que tener una razón, luego dejó de ser así.
Si no hay culpables los creamos, eso es delicado. Pero como digo, debe ser entendido por uno mismo.

Afortunadamente todo cambia, y pasado el tiempo comprendí mediante mi propia experiencia que no hay nadie que tenga la culpa de nada, que nadie arrebata la vida a un enfermo, que el dolor es inevitable pero el sufrimiento no lo es.

Permítame repetir esta frase, es importante, el dolor es inevitable, pero el sufrimiento no lo es.

Esa mente cartesiana y desesperada por encontrar respuestas buscó mucho, pero las preguntas que se hacía no eran correctas y la mente caminaba en círculos continuamente y aún lo hace.
Las preguntas y las respuestas se convirtieron en un hábito mental inútil y agotador.

Recuerdo una conversación con un amigo mío al que tengo por una persona inteligente y sensible.

Él justificaba siempre sus posturas mediante el método científico, y en nuestras conversaciones era muy riguroso con respecto a las cosas en las que creía y en las que no.
Insistía a menudo en que todo lo que no fuera visible, medible, detectable y/o cuantificable, era susceptible de no existir.
En esas estábamos cuando un día  le pregunté cómo veía, medía, detectaba y/o cuantificaba el Amor, la amistad, la compasión, la pena, la comprensión o el sufrimiento.

Volvieron a repetirse las conversaciones en aquellos términos, las recuerdo con enorme gratitud y creo que por primera vez en meses adquirieron una dinámica distinta, útil incluso.
Es importante intentar aprender algo de un interlocutor, siempre es posible y muy saludable hacer esto. Incluso alguien en silencio puede transmitir algo interesante, no todo son palabras. Es importante saber escuchar con limpieza, con calma, con quietud.

A veces es en silencio cuando más información de transmite, porque las respuestas siempre parten del silencio, de la reflexión.

Sin silencio previo no hay respuesta. No puede haberla.

¿Usted que busca?

Inicialmente buscaba dejar de sufrir y dejar de sentir miedo.

No hablo de un sufrimiento físico, sino de un sufrimiento psicológico, continuo, contundente y rotundo que me creaba muchas dudas, preguntas continuas acerca de muchas cosas, de todas las cosas, en realidad. Un sufrimiento que con el paso de los años he visto en muchas personas y que resulta mucho más habitual de lo que podría creerse.

Muchas preguntas son trampas para no encontrar las respuestas, porque están mal formuladas por uno mismo, pero de eso hay que darse cuenta, puede uno estar muchos años caminando en círculos. Es importante alcanzar las certezas por uno mismo, que no se las cuenten, comprenderlas, analizarlas, verlas, darse cuenta, ese conocer íntimo que da saber algo por sí mismo, por la propia experiencia.
Ese es el conocimiento adquirido que resulta más útil.

En general creo que estamos demasiado sobre estimulados desde el exterior y desde el interior.

Todo el mundo busca fuera, las sensaciones vienen del exterior, por eso buscamos fuera, pero las preguntas realmente importantes salen de uno mismo, de dentro.
Sus preguntas no son las mías, por eso es importante el enfoque interno, íntimo y personal de la pregunta.
Debe utilizar su propio lenguaje con usted mismo.
El contenido de su mente solo está en su mente.
Hay que llegar a esas preguntas y ahí se detiene uno.

Dígame tres cosas que haya descubierto con su práctica.

Sobre las cosas que he descubierto con la práctica le puedo decir que hay sufrimiento y que el manejo y la comprensión profunda de ese sufrimiento pueden, tal vez, llevar a la calma. Ese tipo de sufrimiento no se pasa solo, no es una cuestión de paciencia o de olvido, tiene causas y hay que tratar con ellas para comprender en primera instancia las razones de ese sufrimiento.
Trabajar con el sufrimiento es fundamental.
Con el de uno y con el de los demás.
También puedo decirle que si hay alguien responsable de lo que usted siente, ese es usted mismo.

Parece una persona calmada, ordenada, feliz.

Pues se equivoca, usted lo ha dicho, «PARECE», no confunda lo que parece con lo que es.
Además, fíjese en un detalle; si yo le hubiera respondido que soy feliz, automáticamente en su mente despertaría la esperanza de que usted podría serlo también.
Eso es delicado, sobre todo si espera que esa felicidad venga de fuera, de otra persona, en este caso de quien le habla.

¿Es usted budista?

No, realmente creo que el sediento bebe de todas las fuentes que se encuentra en el camino, beber de una y llenarse la tripa no me parece la mejor opción.

Me he acercado un poco al Budismo en muchas de sus ramas y tradiciones, Theravada, Chan, Zen ó Mahayana, al Hinduismo, al Jainismo, al Cristianismo, en el que fui educado, y cuando se ve todo eso desde una perspectiva exterior, sin intentar defender lo que pretende ser de uno y sin atacar lo que supuestamente es de otro, se observan cosas sorprendentes, son montones de manos que señalan el mismo lugar, algunos miran la manos y defienden su dedo, su señalar, pero hay otros que miran hacia arriba, y se dan cuenta de que no importa el nombre, todo es lo mismo, con matices socioculturales e históricos, pero esencialmente lo mismo.

Dios, Atman, el Ser, Moksha, Presencia, Liberación, Santidad….. Cambia el nombre, pero no cambia el significado.

Ser budista me parece maravilloso, yo soy demasiado imperfecto y ansioso para poder cumplir con las obligaciones budistas, lo digo completamente en serio, con total humildad.

Respeto y admiro profundamente a todas las personas que se entregan a una práctica así, pero no me parece realista llevar ese tipo de vida con la que debo llevar actualmente dadas mis circunstancias personales.
Ponerse un Kesa sin una implicación absoluta es una farsa y una falta de respeto, es un disfraz.

En el budismo Theravada los monjes viven en templos y mendigan su comida, todo eso es un universo de vida que no puede darse aquí en Europa hoy en día.
No concibo un budismo «a medias», un budismo de martes a jueves de 7 a 9.
Un budismo de gimnasio o de club.
Quizá soy demasiado firme con esta opinión, pero si quieres hacerlo, hazlo bien.
Tal vez no puedas, no pasa nada, acéptalo, permitelo, observalo y continúa.
Pero no te mientas a ti mismo, eso no es bueno, es una farsa.

He visto demasiado mercadeo con la esperanza de la gente y estoy totalmente en contra de ser superficial en este aspecto. Me parece muy delicado que se mercadee con el conocimiento y menos con el sufrimiento y la esperanza de personas que son vulnerables por su situación emocional y/o personal.

¿Cómo se puede encontrar la Verdad?

Si hay algún camino para alcanzar la Verdad supongo que es haciéndose preguntas y encontrando las respuestas por uno mismo.
Aunque no se lo recomiendo, es extraordinariamente frustrante y agotador tener la cabeza pensando continuamente.

¿Cómo definiría la felicidad?.

Como un estado en ausencia de inquietud. Muy parecido a la calma y a la tranquilidad absolutas de la mente. Pero en el momento en que lo nombre en su mente como felicidad, se romperá el hechizo y la situación cambia, pues ha conceptualizado un estado de la mente y eso lo hace el ego no el Ser. Lo hace la personalidad, no la Vida.

Supongo que el Ser, lo que usted ES, puede ser feliz, pero una mente egoica no puede serlo nunca, está demasiado necesitada de experiencias, de obtener cosas, de mantener esperanzas, de alcanzar metas, esa mente no se detiene nunca. Es su naturaleza, no es buena ni es mala, necesita ser entendida para poder ser ignorada.

¿Que se necesita para poder alcanzar la felicidad?.

Pues no lo sé, porque como le digo no me siento feliz, pero supongo que es necesario comprender de donde surge el sufrimiento y de que clase es para poder hacer algo al respecto, y después, tal vez aparezca lo buscado.

A veces la ausencia de respuesta es una respuesta en sí misma, igualmente, la ausencia de sufrimiento puede ser un estado sobrevenido como el que usted nombra con la palabra “felicidad”, pero estamos tan distraídos que no percibimos la felicidad existente, salvo cuando estamos inquietos, alterados o preocupados, y entonces echamos de menos esa calma que antes era ignorada.

¿Cómo ve la sociedad actual?.

Estoy sobrecogido.
Me pregunto qué es lo que estimula ese grado de violencia, que es lo que alimenta ese grado de brutalidad. Pero uno no sabe. Es una pregunta que no ofrece respuesta.
Una pregunta inquietante y presente permanentemente.

¿Por qué existe tanta violencia?.Verbal, física, psicológica…..

Creo que es por el miedo. Casi todo ocurre por el miedo. Tenemos todos una gran responsabilidad, enseñamos de una manera incorrecta. Odia esto, odia aquello, respeta esto, ama lo otro. Pero no nos damos cuenta de que existe la posibilidad de no odiar, de no rechazar, de no repudiar, de no apropiarse de algo y rechazar el resto de cosas, el resto de alternativas, el resto de opciones.
Educamos en la rivalidad, en la competencia, hay que ser el mejor, el primero de la clase, pero no enseñamos a acompañar en silencio a un enfermo, que es una de las experiencias más enriquecedoras que puede haber en la vida.
No enseñamos a escuchar, que es una de las vías de aprendizaje más fantásticas que hay.

Uno se pregunta si puede haber un mundo sin rivales. Es difícil, dado el camino que hemos tomado la sociedad como conjunto.

Se requieren personas comprometidas que tengan acceso a recursos y sean impenetrables a su propia corrupción, y esto es muy difícil. Uno de los objetivos del milenio era la erradicación el hambre en el mundo, algo relativamente fácil si lo consideramos desde el punto de vista económico, pero cuando entran en juego los intereses políticos, de estado, militares….etc, todo se desvanece. Es un mundo perfecto lleno de gente absurda tomando decisiones que afectan a otros y pensando únicamente en mantener su propio prestigio y su estatus personal, pues esa es la realidad que perciben, una realidad personal, individual, no común.

Las personas de a pie no tenemos ni herramientas ni medios para conseguir que cambie nada a un nivel que no sea infinitesimal.

No hay ninguna posibilidad, es desolador.

¿En qué consiste la Práctica?.

La Práctica consiste en dejar de pensar, estar presente y consciente sin que la mente esté enredando, permanecer.
La práctica permite permanecer  en ausencia de quien está practicando. A ese hay que dejarle fuera de la práctica, a ese y a sus neuras, a sus problemas, a sus pensamientos, a sus necesidades, a sus urgencias……etc.

Uno tiene su trabajo, sus obligaciones, su familia, sus aficiones, sus defectos.
¿Toda esta vida agitada y ocupada es compatible con la Práctica?

Tal vez toda esa vida se convertirá en Práctica si el sufrimiento es lo suficientemente intenso.

Generalmente, al menos en occidente, el nivel de práctica se determina durante el paso de los años, dependiendo del problema que se pretenda resolver con dicha práctica.

Es como ir al gimnasio, si uno está muy gordo va más horas. Del mismo modo, si uno tiene problemas, inquietudes, dudas, dependiendo de su intensidad y efectos, así se aplicará a su práctica.

Es decir, no hemos entendido absolutamente nada.

¿Por qué dice que no hemos entendido nada?

Porque no hay devoción en ese tipo de práctica, no hay intensidad ni honestidad, no hay pureza, es simplemente un pasatiempo.
Se pone uno un Kesa y se sienta en el suelo 2 horas y cree realmente que está haciendo Zazen.

Es un hábito, es absurdo pretender algo de este tipo de práctica.

Y eso mata la Práctica genuina, la Práctica es la cosa más sagrada que puede haber.
Es la bala que mata al yo.
Eso es duro, supone un reto continuo, una responsabilidad que si es entendida ofrece un vértigo increíble.

Es una forma de vida, de pensar, incluso de actuar, hasta un lápiz se coge diferente cuando conoces la Práctica. Mucha gente practica sin saber incluso para que lo hace. Es lo más parecido a caminar sin rumbo.

En la Práctica como yo la entiendo, te va la vida. Así de importante es.

¿Cual es el mayor temor que tenemos?

Sin duda, el enfrentamiento con la muerte.
Nuestro mayor temor es morir.
Nadie quiere morir, nadie quiere desaparecer, tememos mucho el sufrimiento pero aún más la muerte, porque el sufrimiento es pasajero o puede serlo, pero la muerte es definitiva. El sufrimiento te da una oportunidad, la muerte no.

Y también tenemos mucho miedo a la pérdida, a la pérdida de un ser querido, por ejemplo.
La mente no está preparada para la muerte, muy pocas personas lo están para recibir su propia muerte, pero al tratarse del fallecimiento de otros, la mente no está preparada por más que ese desenlace sea esperado y previsto.

Tenga en cuenta que la muerte “conduce” (y permítame ser muy prudente con mis palabras), a un estado desconocido.

Pero por otra parte, todos hemos visto fallecer a alguien o al menos es una experiencia que ha sido vivida desde muy cerca, en el entorno familiar tal vez. Convivimos con la certeza de que algún día estaremos ahí nosotros, pero es algo incómodo, y lo olvidamos continuamente, es una huida permanente.
Ese pensamiento causa sufrimiento, causa preocupación…
¿Para qué sufrir sin motivo? Por eso lo “olvidamos”.

¿Por qué sufrimos?

Podemos sufrir de muchas maneras, las principales son el sufrimiento físico y el psicológico.

Psicológicamente sufrimos por el miedo a perder lo que tenemos (esto sería algo parecido a la codicia), por el miedo a no tener lo que queremos (esto sería el deseo) y por el miedo a no alcanzar (que sería la esperanza).

Fíjese con detenimiento que si usted fuera capaz de mantener su mente en el instante actual sin recordar y sin anticipar (salvo cuando fuera necesario y sin que esto le afectara emocionalmente), estaría justo en un lugar en ausencia de sufrimiento. ¿Verdad?

—FIN—

Conversaciones_20

Publicado: 4 diciembre 2014 en Conversaciones
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Sobre el estado natural y el estado adquirido.

Pregunta:
¿Cómo puedo saber si estoy iluminado?
¿Cómo puedo saber si he entrado en el estado del Ser?
¿Cómo puedo saber si he percibido la Verdad o la estoy percibiendo?

Respuesta:
Cualquier estado percibido no puede ser el estado natural del Ser.
Debería ser sencillo explicar esto, pero quizá no tanto comprenderlo.
Hay confusión al respecto de lo que debería uno sentir ó pensar en un estado de Gracia (ó de iluminación, ó de Moksha, ó de Samadhi ó de liberación, ó de supraconciencia…..etc, etc, etc (Póngase aquí el nombre correspondiente según la creencia o pretensiones).

Se busca percibir algo que no puede ser percibido.
Eso debe quedar claro.

No puede ser oído.
No puede ser tocado.
No puede ser olido.
No puede ser saboreado.
Y no puede ser visto.

Pero seguimos empeñados en percibirlo.
Durante años es la lucha de muchas personas, de muchos practicantes, incluso avanzados, que aún teniendo una gran destreza en la práctica meditativa (por ejemplo), continúan auto engañándose a sí mismos, buscando (BUSCANDO), una suerte de conclusión (CONCLUSIÓN) a la Práctica.

La vida concluye en la muerte.
La Práctica no concluye en nada.
Podría haber un inicio, un comienzo, pero no tiene que conducir a una meta.
No debe hacerlo.
Toda meta supone el fin de algo (por eso es meta), y la Practica no tiene fin.
Es como la vida, es algo subjetivo.
Tu vida puede tener fin, la Vida no, ni comienzo tampoco.

La meta en la práctica es un canto de sirena, es un oasis en el desierto, una visión, un objetivo.
Algo que te «obliga» a continuar la Práctica, y ese obligar mata la propia Práctica.

Cualquier estado de conciencia (ó consciencia) alterado no puede ser el estado natural, entre otras cosas porque todo son conceptos.

El estado natural ni es un estado ni es natural.
Los pensamientos verbalizados son palabras solo porque las personas utilizamos esos términos.
¿Se entiende esto?

La alegría, la euforia, la complacencia, el júbilo, la ventura, el consuelo, la calma, el optimismo, el regocijo, el gozo, el éxtasis, la felicidad, el entusiasmo, el placer, la satisfacción, la exultación, el recogimiento, la
frustración, la tristeza, la depresión, el lamento, el tormento, la pena, el desconsuelo, la aflicción, la amargura, la melancolía, el pesar, la desdicha, la nostalgia.

¿Qué son todos estos sino conceptos, juicios, apreciaciones, comparaciones u opiniones?
Modificamos detalles de un concepto inicial y lo convertimos en otro concepto para diferenciarlo, para distinguirlo, para compararlo.

De modo que nada de esto puede indicar si uno se encuentra o se ha encontrado en un estado de «como quiera llamarse al estado del que se habla».

Todo esto son procesos del pensar, nombrar, enjuiciar, todo es la mente verbalizado pensamientos, anhelos y objetivos, enjuiciando y comparando, que es lo que la mente hace continuamente, a veces parece que es lo único que sabe hacer (aunque no sea así).

De hecho, muchas corrientes, señalan a ese estado como el estado de “no mente”, de “no yo”.
Es decir, indican AUSENCIA de algo, no presencia.
Equivocadamente, pensamos que la ausencia de algo puede ser detectada.
Una y otra vez, una y otra vez.
¿Cómo podríamos detectar la ausencia de algo de forma directa?
Sin comparar, sin enjuiciar, sin recordar.
¿Cómo podríamos?
¿Podríamos?

Manejándonos en el campo de las palabras y limitándonos a ellas (que es mucho limitarse)
Se podría sugerir algo como:

Mente sin movimiento = estado natural de la mente.
La mente sin movimiento no es una mente inútil.
Mientras dormimos, las manos no se mueven, pero están perfectamente funcionales cuando despertamos.
Es un estado del que se entra y se sale.
Puede llegar a ser uno consciente de la entrada y salida e incluso provocarla voluntariamente (o eso parece).

Pero esto no puede ocurrir en una mente deteriorada.

De lo que estamos hablando aquí es de una mente con funciones neurológicas y cognitivas completas, que no ofrece respuestas emocionales a los estímulos percibidos salvo de modo voluntario.

Una mente que recibe la información y no responde, no genera movimiento del pensar, ni actividad eléctrica en ninguna parte del cortex, (esto es medible y cuantificable, se hizo con Matthieu Ricard), simplemente percibe pero no reacciona.

Aquí estamos hablando de cómo conseguir eso, de cómo obtener una mente así, de cómo y que practicar para obtener una mente así.

De si hacer flexiones, recitar mantras, rezar a Dios o respirar en silencio puede conducir a eso.
Y no se entiende que el mero hecho de hablar, intentar, buscar, pretender, practicar, recitar, rezar, pedir…..etc,etc,etc.
Es lo contrario de lo que hace una mente así.
Puede que ya se tenga una mente así, puede que no haya que alcanzarla.
A pesar de lo que opina mucha gente, quizás el camino no sea cambiar las ventanas, sino limpiar los cristales.

 

Para mi querida A. deseando que alcance esa calma y ese silencio mental que tanto necesita.

Conversaciones_19

Publicado: 30 octubre 2013 en Conversaciones
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Pregunta:
¿Has visto el Rey león?

Respuesta:
Si

P:
¿Te puedo cantar una canción?

R:
Si, claro.

(Canta)

Desde el día que al mundo llegamos
Y nos ciega el brillo del sol
Hay mucho más para ver de lo que se puede ver
Más para hacer de lo que da el vigor

Son muchos más los tesoros
De los que se podrán descubrir
Mas bajo la luz del sol jamás habrá distinción
Grandes y chicos han de convivir

En el ciclo sin fin que nos mueve a todos
Y aunque estemos solos, debemos buscar
Hasta encontrar nuestro gran legado
En el ciclo, el ciclo sin fin

Es un ciclo sin fin que nos mueve a todos
Y aunque estemos solos, debemos buscar
Hasta encontrar nuestro gran legado
En el ciclo, el ciclo sin fin

El Rey león. «El ciclo de la vida».

Con todo mi Amor para L.
Deseando con toda mi alma que me sobrevivas.

 

Conversaciones_18

Publicado: 22 octubre 2013 en Conversaciones
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Pregunta:
Aceptar es rendirse, no creo que eso sea una solución.
¿Eso es lo que debemos hacer?

Respuesta:
¿Una solución?
¿Una solución a que problema?

No creo que  de ningún modo aceptar sea o conlleve rendirse.
Hay muchas formas de apreciar la aceptación, pero no debe suponer en ningún caso una sensación de rendición.
Esa percepción parece ser errónea.

Debe empezar por algún sitio, algún lugar claro, alguna pregunta concreta.
Por ejemplo, ¿Por qué quiere usted aceptar? ¿Qué situación debe ser aceptada?
¿Se acepta usted a si mismo tal como es ahora en este mismo instante?
No después ni antes, EN ESTE MISMO INSTANTE.
Vea su conflicto, percíbalo para poder tener la oportunidad de resolverlo.

Después veremos en qué consiste la aceptación según el contexto.

Una de las causas más comunes para aceptar algo es que uno piensa que dejará de sufrir.
«Aceptar» esa circunstancia (sobrevenida) que se ha presentado llevará a un estado en ausencia de sufrimiento.
Eso es una creencia.

Uno sufre porque tiene extraordinariamente arraigada la creencia de que lo que acontece, lo que ocurre, si es malo, no debería ocurrir.

Normalmente no cuestionamos lo que nos proporciona calma o beneficios o placer.
En cambio, hay una resistencia frontal hacia todo aquello que nos produce sufrimiento.
La respuesta es automática, algo ocurre, nos crea sufrimiento, lo tenemos como una respuesta natural, pero no lo es.
Eso tan solo ocurre si la mente etiqueta lo acontecido como «malo para mí»

En ese caso, la mente cree que eso que hace sufrir no debería ser así.
Se rebela contra eso que ha sucedido, se resiste, impide, lo rechaza.
No lo quiere (no lo acepta), porque sabe que le va a hacer sufrir.

Eso es conflicto, es violencia, es confrontación.

¿Que hay entre lo acontecido y el sufrimiento percibido?
La idea de que aquello es malo.
Si algo se puede hacer es en ese momento, entre lo acontecido y lo etiquetado como amenaza.

Hay algo que continuamente nos impide alcanzar aquello que nos proponemos, en este caso aceptar.

¿Qué es aquello que nos impide simplemente aceptar?
¿Qué es aquello que nos impide simplemente permitir?
¿Qué es aquello que está permanentemente presente y nos impide todo esto?

Es algo que podemos cambiar, incluso ignorar, es algo que debe uno identificar dentro de su pensamiento.
La aceptación de «LO QUE ES» en todo momento y en toda circunstancia erradica el sufrimiento.
Esto no es de ningún modo una actitud pasiva o una intención de ignorar las circunstancias o de mirar hacia otro lado.

¿Entonces que es esta aceptación?

Esta aceptación desde luego debe ser intencionada y consciente, pero no por eso es una acción que haya que llevar a cabo.

Esta aceptación es permitir.
No ignorar, no esquivar, no evitar, sino permitir, observar en ausencia de juicio, de acción y de intención.
Observación pura.

No se trata de ser otro, de cambiar o de ser diferente.

¿Acaso puedes ser diferente de lo que eres EN ESTE MOMENTO?
Sea lo que sea que tú creas ser, no entremos en eso ahora…
¿Puedes ser diferente de lo que eres EN ESTE INSTANTE?

La respuesta es sencilla y rotunda.
No.
Por tanto, actúa como creas que debas hacerlo EN ESE INSTANTE y PERMITE que las cosas sigan su curso.
En este contexto tú eres solo un observador, no el causante de la acción.

Permite sin crear resistencias y observa que ocurre.
Simplemente PERMITE.

Conversaciones_16

Publicado: 23 May 2013 en Conversaciones
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Pregunta:
Bueno, pero entonces en qué quedamos, ¿yo existo o no existo? ¿Soy real o no soy real?

Respuesta:
Estamos aquí hablando, no creo que eso sea cuestionable, eso es un hecho, hay dos entidades con cierto nivel de inteligencia que se están comunicando mediante la facultad del habla.
En este momento y en este contexto usted y yo existimos, no debe haber duda sobre eso.
Somos reales, al menos en el plano de las percepciones, nos estamos viendo, nos estamos escuchando….

El problema es que pensar o creer (y subrayo las palabras pensar y creer) en la posibilidad de que puede no existir uno mismo, será siempre un fracaso.
No es la forma adecuada de percibir lo buscado.
La pregunta es una trampa, no está bien formulada, precisamente está construida para no poder ser respondida.

Es como si yo le pregunto el olor del Amor, usted no sabrá decirme.
Usted sabe (o cree que sabe) que el Amor existe porque lo ha sentido, pero no podrá describirlo sin utilizar adjetivos que hablen de su cualidad.
¿Me sigue?

P: Creo que si.

R: Bien, entonces continuemos.
Usted no está identificado con el Amor, sino diría que usted ES Amor, pero no dice eso, usted dice que es Pedro, o Juan o Antonio.
Con esos conceptos (esos nombres), SI está identificado.
El Amor es percibido como algo conocido pero ajeno.
Basarse en las percepciones para intentar alcanzar la Verdad es un error.

Cuando usted pregunta si existe, lo hace desde su realidad, la que usted percibe, que se compone principalmente de sus pensamientos.
No existen dos realidades iguales, existen muchas similares, pero no hay dos iguales.
Cada ser sintiente tiene una realidad creada por sí mismo, además, le guste o no; su realidad es culpa suya, utilizo la palabra “culpa” con toda intención.
Por supuesto, si no se encuentra a gusto con ella puede intentar cambiarla.

P: ¿Cómo puedo hacer eso?

R: Primero debe entender y aceptar que su realidad es creación suya exclusivamente y por tanto responsabilidad suya exclusivamente, entenderá que igual que ha llegado a donde está puede reescribir de nuevo su libro de pensamientos y experiencias.
Lo que ocurre es que es más fácil escribir sobre una hoja en blanco que sobre una que ya está escrita, que es su mente.
Pero desde luego, puede hacerse.

Hablemos si le parece de la cualidad de la mente, no se puede entender un estado mental sin hablar de la cualidad.
Hay personas alegres, personas tristes, personas resolutivas, personas optimistas, personas resilientes, personas empáticas, personas antipáticas….etc, etc, etc.
Hay personas extraordinariamente tranquilas y personas asombrosamente ansiosas.
Todo esto tiene que ver con el contenido de sus pensamientos y con el efecto que esos pensamientos provocan en su vida.
Esto es, la autogestión de sus propios pensamientos.

Un mismo pensamiento puede provocar tristeza y alegría en diferentes personas. No tiene nada que ver con las posesiones o con los bienes o con el dinero, aquí hablamos de sus pensamientos.

El habla y los pensamientos son la misma cosa, ¿no le parece?
Cuando usted habla envía un mensaje, una petición, a veces una exigencia, tal vez una imposición, en definitiva intenta comunicarse.
Los pensamientos hacen lo mismo, pero no salen al exterior, intentan comunicarse, cambiar algo, obtener algo, imponer algo, pero no salen al exterior.

El dialogo es únicamente interior y el objetivo de ese bombardeo de pensamientos siempre es uno mismo. O mejor dicho, el objetivo es siempre la imagen que uno tiene sobre si mismo.

Uno cree que no puede funcionar como persona sin utilizar el pensamiento de esa forma, pero la realidad es muy distinta, es el pensamiento es que nos está utilizando y no nos damos cuenta.
Esa voz interior, ese diálogo que somos nosotros mismos y que nos permite tomar decisiones, funcionar en la vida diaria, abrir una puerta o trabajar.
Esa voz interior no debe ser un charlatán insensato, y muchas veces lo es.

Ese pensar se convierte en un hábito imprescindible por su insistencia y repetición y llega un momento en que consideramos que «somos así».
Pero como le digo, eso puede cambiar.

Su realidad percibida es única.
Y la realidad percibida es necesaria para intentar encontrar esa calma que busca o alcanzar esa meta anhelada.
En realidad no tiene otra cosa, no tiene otro medio de alcanzar nada.

Su realidad se conforma de tres pilares básicos: recuerdos, presencia y deseos.

Y esos tres pilares se construyen con la información que percibida mediante los cinco sentidos (gusto, vista, olfato, tacto y oído).
Y todo esto se almacena en la memoria y ahí queda, disponible en forma de experiencias que luego juzgaremos, etiquetaremos y catalogaremos.

Usted no será capaz de encontrar nada en su realidad que no haya sido adquirida mediante estos cinco sentidos.

Posteriormente, la información recibida por esas vías, ha sido procesada en el cerebro creando un perfil personal único. (Su vida).
Sus recuerdos no se repiten en ningún cerebro de ninguna persona que haya existido, que exista o que existirá.
¿Hasta aquí me ha seguido?

P: Si

R: Bien, pues no me pierda ahora que vamos bien y esto es importante.
Lo que quiero que perciba ahora es si cree que hay verdad en la idea de que es posible cambiar la realidad.

Piense en ello.

Le pongo otro ejemplo, si usted mañana pierde la vista, su vía de entrada de información se verá intensamente afectada. Dejará de ver y su realidad cambiará.

He tenido alguna experiencia con personas invidentes y su realidad y profundidad de concentración son extraordinariamente distintas a las de una persona que ve.
Un invidente de nacimiento no sabe lo que es un color, los distingue mediante una suerte de criterio relacionado con la temperatura del mismo.
Por ejemplo, un color rojo es caliente mientras que un color azul es frío.
Conforman su realidad de un modo completamente distinto.
El contenido de su mente está escrito de otro modo, con otro silabario, como si fuera en otro idioma, pero las personas invidentes funcionan perfectamente en el mundo, trabajan, viven, sienten, padecen, disfrutan, sufren, ríen y lloran, aman y odian, igual que alguien que no tiene afectada si visión.
Igual que usted, igual que yo.

Es muy importante entender que es necesario discriminar para poder distinguir en último término lo que es de lo que no es.

Y lo que ES de lo que parece ser.

Por ejemplo, hay personas con trastornos neurológicos graves que no son capaces de discriminar, de diferenciar, de distinguir.
Pero cuidado, no estamos hablando de un cerebro que no pueda discriminar, un cerebro así no funciona y ncesitamos un cerebro que funcione.
Esa situación no es lo buscado, no puede uno imaginarse siquiera como es la vida de esas personas, pero su silencio no es indicativo de saber o de calma.

Insisto, debe haber un ser sintiente, coherente (al menos en parte) y lo más importante, que sea capaz de discriminar por si mismo su propia realidad.
Y para eso es necesario estar vivo y saberlo.

Si tratamos de imaginarnos como serían las percepciones sin ninguno de los cinco sentidos (y sin enfermedad de por medio); llegaríamos a la conclusión de que el cerebro estaría permanentemente a la espera de recibir algún tipo de estímulo del exterior y así poder reaccionar.
Como no le llegaría información, entonces permanecería en calma, detenido.

Pero lamentablemente, esa es la teoría, porque el hábito está muy arraigado, y el cerebro funciona por sí mismo, eso es precisamente la imaginación, que unas veces es un fantástico ejercicio voluntario y otras veces es un enemigo incansable y demoledor.

También ocurre cuando dormimos, son los sueños. No hay ninguna voluntad, ninguna intención, ninguna acción para que aparezcan, pero ahí están.
El cerebro parece no poder detenerse y darnos un respiro.
Cuando conseguimos concentrarnos, aparecen recuerdos pasados, o deseos para el futuro, los cogemos de la mano y los perseguimos, los acompañamos, nos desviamos.

Solo hay ahora, solo hay presencia.
Si usted se mantiene en esa presencia, todo se ralentiza, se calma, los pensamientos solo aparecen cuando son reclamados.
Algunas personas piensan que meditar es como estar en trance.
No es cierto, meditar es estar calmado pero alerta, sin movimientos del pensamiento, pero perfectamente conscientes y por supuesto, el cuerpo responde a todos los estímulos.

Si alguien abre una puerta lo escuchamos, si hay que levantarse del zafú porque hay un incendio nos levantamos y huimos.
Solo es concentración.
Pero es una concentración que permite cambiar las cosas porque ofrece una comprensión de uno mismo que nadie más le puede ofrecer.
Nadie está más cualificado que usted para analizar su realidad y ver que puede cambiar en ella para mejorar su existencia.
NADIE.

Ahora ya sabe el por qué y sabe el cómo.

Lo que usted busca de una práctica es lo mismo que buscan otros muchos.
ESO está ahí, ESO no tiene que llegar, porque no tiene de donde hacerlo.
Cuando usted comprenda y perciba que cada instante de su vida es completamente diferente al instante anterior y que el instante siguiente no existe sino como un concepto de esperanza, su realidad cambiará.

Tal vez a mejor, pero sin duda a algo distinto.
Eso le ofrecerá la posibilidad de tener más control sobre su vida. Sobre la vida.

No le quepa duda de que es necesario ser individuo para tener la oportunidad de dejar de serlo.
Sin una mente pensante luego no se podrá desprender de sus pensamientos, es distinto despejar la mente que tener una mente en blanco, que no funcione.

Llegados a este punto, parece que la diferencia entre existir y no existir es una cuestión de comprensión.
Usted debe dejar de ser usted para encontrarse.
Obsérvelo en su vida diaria y sea capaz de responder usted mismo a su pregunta.
¿Usted existe o no?

 

Conversaciones_15

Publicado: 17 abril 2013 en Conversaciones
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Pregunta:

Llevo años practicando y no avanzo, no alcanzo ningún estado distinto ni me siento mejor.
¿Qué puedo hacer? ¿Por qué ocurre esto? ¿Qué hago mal?

Respuesta:

En ese caso le pasa igual que a mí, igual que a muchos, igual que a casi todos.

La meditación, el Zazen, el Pranayama, la concentración, o lo que sea que usted llame Práctica, no puede convertirse en un obstáculo, en ese caso hay que dejarlo, sin más.

No dice uno que al primer contratiempo se abandone la Práctica, ni mucho menos, pero si con el paso de los años, el Refugio no es tal cosa, la calma no se vislumbra, y todo lo que hay es agitación y problemas, es mejor detenerse a ver que estamos haciendo mal.

La Práctica funciona, eso es un hecho, por tanto, lo que puede estar pasando es que la Práctica se lleve a cabo de una forma incorrecta, o que no se entienda.

El problema es que la propia Práctica se convierte en un hábito mental.
Es solo eso, pero es extraordinariamente difícil de observar y mucho más difícil aún de resolver.

Pero puede hacerse.

En primer lugar hay que entender que se está haciendo.
Cuando al principio a uno le dicen que se concentre en su respiración y cuente las inhalaciones y las exhalaciones, lo que se busca es una distracción nueva para cambiar las distracciones habituales y a partir de ese cambio, dar el siguiente paso.
Pero en esa fase no es más que otra distracción.

La mente piensa en patrones establecidos que están muy arraigados, por eso cada mañana en cuanto uno despierta, si uno observa, si uno escucha, verá que la mente le pone «delante» del pensamiento los problemas que más nos acucian, los asuntos que más nos inquietan, las cuestiones que más nos preocupan, una y otra vez, una y otra vez.

Generalmente uno empieza a practicar porque sufre.
En muchos casos, el sufrimiento es el motivo por el que las personas buscan soluciones y por ello practican, de este modo, la Práctica es una «solución» a un problema, pretende ser una huida de una realidad percibida (el sufrimiento) y por tanto, se esperan resultados de ella, una evolución, se empieza a pensar que con la Práctica se puede erradicar el sufrimiento, y aunque esto sea cierto, no se puede tener este pensamiento como motivación para practicar, porque lo que ocurre es que la Práctica se convierte en una esperanza para el futuro y por tanto en un pensamiento más.

Eso la convierte en algo completamente inútil y muchas veces contraproducente.

Más tarde, al ver que uno no obtiene los resultados deseados, se culpa a la Práctica, cuando en realidad la culpa es de quien practica.
Es como si uno tiene una enfermedad y mantiene el fármaco que la cura en su mano, bien cerrada, apretado el puño con todas sus fuerzas para que nadie le arrebate la solución; pero esa solución de la que no debe apropiarse, debe ser ingerida, para que mediante los tejidos digestivos se absorba, alcance el torrente sanguíneo y haga su función.

Con la Práctica es similar, tenemos el «fármaco que cura», pero lo usamos mal.

La Práctica debe ser nueva cada vez, diferente, debe ser percibido que cada ocasión es única.
No tenemos otra cosa.

El pasado solo sabemos que quedó atrás y ahora es un recuerdo que traemos al ahora (un pensamiento), el futuro es imaginación que también traemos al ahora (otro pensamiento), en definitiva lo único que tenemos es ahora.
No hagamos del ahora un pensamiento.

Con este planteamiento y algo de esfuerzo se puede percibir que la única posibilidad de arreglar cualquier cosa (si es que hay algo que arreglar), es ahora.

No tiene ningún sentido esperar nada de la Práctica en el futuro.
¿Se entiende esto?
¿Qué futuro?

Si no utilizamos los recuerdos y no proyectamos lo que esperamos del futuro, cada vez que uno se sienta en Zazen es una ocasión única, distinta y genuina, una posibilidad de estar consciente, tanto si meditamos como si comemos una hamburguesa con patatas, o pintamos una pared.

También es Práctica si se tiene la actitud mental adecuada.
La propia vida es Práctica si se tiene la actitud mental adecuada.

Uno se sienta en un acantilado, al amanecer, temprano, hace frío, percibe sensaciones físicas, sensoriales….
observa el horizonte y al poco tiempo va saliendo el sol, los primeros rayos despuntan ofreciendo una luz intensa pero cálida, el cielo grisáceo toma un tono rojizo y las nubes blancas se vuelven aún más blancas por el reflejo del sol asomando.
A los pocos segundos el sol muestra su forma y el cielo se convierte en un cuadro de colores rojos, azules, blancos, grises e incluso amarillos.

Uno ve, uno observa.
Uno ve el sol.
La imagen explota en la retina y permanece en la memoria, eso ya fue, pero el recuerdo permanece.
Uno no se apropia de la imagen.
Lo que queda ahora es el recuerdo, y uno se apropia del recuerdo.
Hay que soltarlo.

Nadie puede robar el recuerdo, pero nos afanamos en conservarlo y recuperarlo una y otra vez, nos empeñamos en repetirlo.
Esto requiere un desgaste y un esfuerzo innecesarios.
La próxima vez que veamos un amanecer ese recuerdo impedirá que lo veamos.
Por eso hay que abandonarlo.

Esto nos pasa con todos los pensamientos no solo con la contemplación.

Durante la Práctica, se dice que se dejen pasar los pensamientos.
¿Acaso dejar pasar los pensamientos no es una acción?
Sí que lo es, de hecho requiere un esfuerzo mental, la actitud debe estar orientada a practicar sin intención, sin finalidad y con una actitud mental totalmente inafectada.

Los primeros años se requiere esfuerzo, hay que ir a por el pensamiento y cortarlo, ver que «nos ha cogido de la mano» y nos ha llevado de paseo haciendo que perdamos «la permanencia».
Hay que permanecer.

Es como respirar, si uno observa la respiración se da cuenta de que respira, pero si se olvida de prestarle atención, el cuerpo sigue respirando.
Con la Práctica es lo mismo, los pensamientos cotidianos, los problemas, siguen estando ahí si se les busca, si son llamados, pero no nos afectan, al menos desde luego no lo hacen de una forma tan frontal y tan hostil como antes de comenzar a practicar.

No debe uno apropiarse de nada, ni siquiera los pensamientos son de uno, esto debe percibirse y hará más fácil que uno permita que se marchen, por muy arraigados que estén.

Me pide consejo, me hace preguntas….

Yo no soy un maestro, solo observo, soy un gran ignorante.
Yo no sé nada, yo no tengo nada, nada para mí y nada para ofrecer.
Percibo un gran sufrimiento de forma continua, y ese sufrimiento, a veces propio, a veces ajeno es demoledor, agotador.

Yo solo pienso, algunas veces practico, y siempre respiro, vivo y observo, observo hasta la extenuación física y psicológica.

Y es algo que no recomiendo. No lo recomiendo en absoluto.

Sé que hay Calma porque la he percibido, pero esa Calma ES en ausencia de la imagen mental de uno mismo.
No digo que aparece, digo que ES.

Esto significa que el «yo» ahuyenta la Calma.

Todos los pensamientos que se refieran de alguna forma a la persona, a lo que piensa uno de sí mismo, a cualquier cosa que crea que le afecta o le pueda afectar como individuo separado y único ahuyentan la Paz que existe bajo todo eso.

Si se busca se pierde la actitud adecuada.
No hay que buscar.

Si se espera se pierde la actitud adecuada.
No hay que esperar.

Si se valora si la actitud es la adecuada, se pierde la actitud adecuada, pues nos hemos puesto a valorar, a juzgar, a discriminar, a seleccionar, a elegir.

La clave es detenerse sin intención, sin darse cuenta.

Si realmente la Práctica es un problema hay que parar.

En contra de lo que muchos creen, el estado natural de la mente no es el pensar.

Insisto, si la Práctica no es buena hay que parar, porque si no, la Práctica se fija como un pensamiento más, y nos impide ver dónde y cómo estamos en realidad.

En este caso, no sirven anestesias, no se trata de sufrir sin más, hay que contemplar el sufrimiento psicológico para comprender su origen, sus mecanismos, sus movimientos y así tener la opción de trascenderlo.

Como curiosidad, quien esto escribe lleva más de 2 años sin practicar por esa misma razón.
Cuando lo entienda continuaré o no.
No sé si será correcto o no.
¿Qué más da?

Uno cree que no espera nada, pero si algo espera es no dañar.

Conversaciones_14

Publicado: 10 octubre 2012 en Conversaciones
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Pregunta:

Consciencia, Consciencia…
Usted no para de repetir esta palabra.
¿Que demonios es la Consciencia?

Respuesta:

Le agradezco el ímpetu y la intensidad de la pregunta, eso demuestra que este asunto le importa, le interesa o le
afecta de alguna forma.

Intentaré imprimir el mismo espíritu a la respuesta aunque no se si seré capaz de hacerlo……

Observe en todo caso, que lo puede indicar uno sobre la Consciencia no será más que una descripción, personal,
parcial y subjetiva utilizando palabras, y debe entender que lo descrito nunca es lo que ES.

Se trata de repetir con otras palabras lo que se ha hablando antes, lo que está escrito, lo que se ha visto, tal vez
se vea mejor enfocado de otro modo, dicho de otra manera….
No es nuevo, es otra vez, una vez más.

Vamos a ello.

La Consciencia no puede comprenderse a si misma, pues cualquier comprensión solo puede darse en el plano fenoménico, interdependiente de un «yo» (o un ego), que alcanza algo o que comprende algo.

De lo fenoménico no surge la Consciencia.
Lo  fenoménico, lo percibido y el percibidor surgen de la Consciencia.
La Consciencia es Origen, y Origen solo hay uno.

El ego, pretencioso y estúpido, siempre codicioso de experiencias y conocimiento es algo que surge de la Consciencia.

Uno es la consciencia indiferenciada y única, pero uo está identificado con el cuerpo-mente.

La mente fragmentada, dividida y parcial supone que entra en el mundo mediante el nacimiento y sale de él mediante
la muerte.
El nacimiento, la vida y la muerte son también experiencias fenoménicas de la Consciencia.

Ahora bien,
¿Como comprender esto con la mente pensante?
No es posible.

¿Como comprender el Todo mediante una parte?
No es posible.

Las preguntas están mal enfocadas, mal hechas y son incompletas.

Una pregunta como ¿que es la consciencia? no puede tener una respuesta directa, evidente y obvia.

Es como preguntar ¿que es la vida?
Puede coger un diccionario y creer que sabe algo, tal vez sea así, pero seguira sin comprender lo que ha sido
aprendido.

¿Que hace que esto sea comprendido?
No lo sé.
No lo sé.

Cuando el mundo desaparece y el yo se marcha…
¿Donde va el mundo?
¿Donde va el yo?
¿Como puede uno constatar la ausencia de si mismo?
En el trasfondo siempre hay sufrimiento y lucha.
Abandone esa violencia, abandone esa lucha.

La Consciencia es el Todo y todo es el resto.

Todo esto son palabras.
Solo son palabras.

Conversaciones_13

Publicado: 16 febrero 2012 en Conversaciones
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Pregunta:
Perdone, yo no he entendido nada de lo que usted dice.

Respuesta:
Eso es lógico.
Observe su frase.
Obsérvela detenidamente.
¿Quién es ese “yo” que no ha entendido nada?
Ese “yo” le ha estado “hablando” mientras usted creía escuchar, de modo que ha oído, pero no ha escuchado.

Mientras espere compresión de ese “yo”, nunca va a entender.
El “yo” no puede ser el filtro de conocimiento, porque obviará las partes que no le interesen a él mismo.
Pregúntele a ese “yo” que ha entendido él y verá la trampa.

¿Con quien habla cuando hace esto?
¿Acaso no es usted mismo?
¿Dónde está la distancia entre usted y el «yo» con el que habla?
¿Se puede observar esa distancia?
¿Es perceptible y medible?
¿Se puede controlar?

Si usted tuviera control total sobre su mente, nunca tendría pensamientos molestos, inquietantes o desagradables….
Pero no es así.
La realidad es que vivimos utilizando la mente dirigida por ese “yo” que ha sido quien le ha impedido entender algo.

Hay que razonar como si tuviéramos razón y escuchar como si no la tuviéramos.

Eso le hará más libre y le dará la posibilidad de aprender.
Si el “yo” decide que no hay nada nuevo porque él ya lo sabe todo o lo corrige todo, entonces no hay esperanza, no hay nada que hacer.

Hable con ese «yo» a ver que quiere él y luego pregúntese íntimamente que quiere usted.
A veces ocurre que vamos de un lado para otro sin saber que buscamos, por qué lo buscamos o ni siquiera quien lo busca.

A veces ocurre que la Verdad es un camino sin senderos marcados.